Y es que ahora ni se suda, ni hay que aguantar empujones para abordar el moderno medio de transporte que es el metro. Tampoco hay que soportar el clásico "péguense como anoche" o "si no te pegas te bajas y pagas un taxi".
Lejos también queda el "musicón" estilo discoteca que llevan la mayoría de guaguas desvencijadas, que a pesar de sus condiciones catastróficas competían cual carrera de
Los que usan el metro se están ahorrando a los vendedores ambulantes de Skimice (o esquimai como ellos pregonan), el alcanfor, los accesorios para celulares, las naranjas, galletas, golosinas, agujas e hilos y decenas de mercancías que se comercializan debajo de los semáforos.
En
Ahora los villamelleros de origen o los forasteros, (como les llaman a los que fueron acogidos por esa laboriosa comunidad) se sienten respetados, quedando atrás la desconsideración del "pichert" o cobrador de la guagua cuando en tono indecente te gritaba: "sube mami que hay asiento", cuando para él mismo no había lugar ni en el pasamano de la puerta.
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